martes, 15 de julio de 2008

Mi vida sin ti - 2/3

Casi sin que me saliera la voz, le dije que si me podía llevar otra cerveza, y ella sonriendo me dijo que claro, cuando se acercó me traía un caramelo, me lo puso en la mesa y me dijo: “para que te cuides esa garganta”. No tenía importancia, era un comentario cualquiera, otro día lo habría obviado, pero hoy y de ella era distinto, no sé, como si todo tomara importancia. Le conteste: “gracias, pero no se preocupe que estoy bien”. Y sonriendo se fue para seguir con su tarea. Quería hablar con ella, de cualquier cosa, lo que fuese, por desgracia no se me ocurría comentario alguno, así que por primera vez en mi vida me deje llevar. Hiciese el ridículo o no, merecería la pena y la verdad por que no intentar conocerla tras haber sentido algo tan intenso por una sola mirada, imagínate que podría sentir toda la vida a su lado. Me lancé a la desesperada y me fui a la barra, le pregunté que si le importaba que me pusiera allí, que ya llevaba mucho tiempo solo y no me apetecía seguir en aquella esquina agazapado. No salía de mi asombro, ¿porqué le contaba esto a aquella desconocida? Seguro que pasaría de mí. Para agrandar mi sorpresa me respondió que encantada, y empezamos a hablar de temas inverosímiles, a reírnos, a tener miradas cómplices… Me sentía encantado por su voz, tranquilo y sosegado. Mis palabras salían casi sin pensarlas con una naturalidad poco común en mi persona, no tenía que aparentar nada, era solamente yo en aquel momento, ¿cuánto tiempo hacía que no me sentía así?, ¿años quizás?

Me quedé allí con ella toda la tarde, hasta que llegó la hora de cerrar el bar. El que me sirvió la primera cerveza se había ido, y por lo visto era solamente su hermano, por lo cual no tenía de que preocuparme. Hablando, me enteré que no tenia pareja, hacía no mucho dejo al hombre con el que compartía su vida, no me quiso decir el porqué, pero en aquel momento era lo único que no me importaba. En tan solo unos instantes, ya estaba convencido y tenía por seguro que intentaría con todas mis fuerzas conseguir a esa persona que tenía delante de mí, la que tan solo hace un momento era una desconocida más que hacía de relleno en el reparto de mi vida, una actriz secundaria, que pronto se transformaría en protagonista principal siendo yo el único espectador de tal sublime película. Cerró el bar y nos despedimos, no lo quise decir que estaría al día siguiente, sobraba el comentario, pues ambos sabíamos que estaría allí deseando su presencia, y rogando por que ella me anhelase. ¿Quién sabe?, para una vez que algo me hacía ilusión, auque se quedara en un espejismo valía la pena vivirlo y ensimismado en ello me dirigí a mi piso.

No recordaba si era la primera vez que no era capaz de sacarme a una mujer de la cabeza, seguramente tan complicado como con aquella no me habría resultado ninguna a lo largo de mi vida. Me invadía mis pensamientos, cortaba los que no tenían relación con ella y abortaba la atención que quisiese prestar a cualquier cosa. Me dominaba por completo, tenía las riendas de mi mente, y creo que hasta disfrutaba con ello, aunque resulte paradójico. Me acosté y siguió acosándome en sueños. Al despertar me encontraba más feliz que nunca, eso si que me extrañó, así que no iba a ser una tontería sino que de verdad me había afectado, de verdad me había cambiado, de verdad había encontrado un camino que seguir, un sendero que albergara como premio mi felicidad.

La mañana se pasó volando. Por primera vez fui capaz de entablar conversaciones con los compañeros, que no fueran las normales del trabajo, sintiéndome libre de las cadenas que cada mañana me ponía al salir de mi casa y me esclavizaban en mi eterna agonía. Se cumplió uno de mis sueños ser yo mismo en el trabajo, encontrar mi sitio y sentirme por primera vez apreciado en él. Deje de ser el bicho raro, una parte de la silla que tecleaba el ordenador y la extensión del teléfono que sonaba a mi alrededor. Cuando por fin salí de allí, me bajé en la parada cercana al bar. Intentando no ser muy descarado, pasé disimuladamente mirando hacia dentro para ver si estaba la que esta noche había sido la reina de mis sueños. No solo estaba, sino que me vio mirar y se sonrió como niño pequeño que encuentra a su madre cuando creía que la había perdido para siempre. Curiosamente su sonrisa me traspasó, me lleno de luz, y cambió el latir de mi corazón, mi mente se bloqueó y mi voz se apagó. Y Como si una fuerza invisible me manejara, y de una marioneta se tratara, me encontré bailando con ella al ritmo de la música que sonaba en el interior, los dos solos, abrazados, todo un baile de estrellas y delfines ante la luna, sin más que el mar y el cielo de testigos.

Todo pasó tan rápido, una mirada, una sonrisa, un baile, y lo más esperado y deseado de todo, un beso. Toda la vida soñando con algo tan bello, y pasa cuando menos te lo esperas, cuando crees que todo está perdido. Te despiertas, de una vez por todas, dándote cuenta que estas viviendo la historia de amor más grande jamás contada.

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